Soledad Puértolas busca nuevas respuestas a las cuestiones que el hombre se hace desde el origen y propone una historia que permitiría explicar lo inexplicable. El recorrido de los animales es un cuento que Soledad Puértolas escribe a petición de su hijo menor. Como su hijo apreciaba los animales, le escribió un cuento con animales pero que se aparenta a una fábula o de parábola. Un niño de ocho años llamado Arturo cumplió la edad someterse al « recorrido ». La prueba cualificada como una « costumbre muy extraña » es un rito de paso que había que cumplir para pasar de la infancia a la edad adulta. Durante esta experiencia de cuatro años, el niño podía transformarse en todos los animales que quería. Decidía del animal y cambiaba en cuanto lo quería. Al final de la experiencia, el niño recuperaba su apariencia humana y tenía que presentarse ante una especie de tribunal que lo sometía a un interrogatorio. Este consejo era muy importante porque tenía el poder de decidir de la forma humana o animal en la que el niño terminaría su vida. Este cuento es entonces un cuestionamiento sobre la identidad humana y constituye también una reflexión alrededor del animal: la cuestión de fondo parece ser determinar lo que nos diferencia del animal y este cuento ofrece una posibilidad ideal aunque irreal, a saber el experimento por procuración.