Basada en el título de una canción de blues de los años 30 titulada “Love in vain”, la última novela de Soledad Puértolas narra la historia de un joven que, tras sufrir un accidente de tráfico, ha modificado por completo su trayectoria vital. Vuelve a vivir pero bajo otras modalidades, su vida cambia de ritmo, también la mirada de los demás sobre él se transforma a partir de esta metamorfosis porque ahora manda el cuerpo, un cuerpo estropeado, un cuerpo que sufre. Este texto es un himno a la lentitud: sus límites físicos motivan un cambio total de ritmo vida. Bajo el pretexto de vivir más cerca del Centro de Rehabilitación, el protagonista se libera de su familia, se ofrece la oportunidad de desligarse de su vida anterior al accidente, no se expone a su compasión, ni espera su ayuda de ninguna manera. La novela se abre después de esta ruptura, después de la mudanza del protagonista que ha decidido cambiar de casa y también de barrio: se ha alejado del centro de la ciudad, de la agitación para adoptar un ritmo más templado, razonable, más adaptado a su nueva vida.

 

En Cielo nocturno, la familia descrita  es muy representativa de la sociedad española porque la narradora tiene tías exiliadas en Francia, su padre es un franquista convencido, su tío un republicano. En esta novela, la narradora explica su evolución, sus descubrimientos y su implicación progresiva en las manifestaciones estudiantiles. Se da cuenta de las reacciones de su entorno: las divergencias con sus padres, la reconciliación, la aceptación de las elecciones mutuas. Esta novela iniciática es un testimonio muy valioso porque la narradora (como la autora) nació en pleno franquismo, inmediatamente después de la segunda guerra mundial, y su evolución permite al lector descubrir, a través de sus relaciones con su entorno, un apaciguamiento progresivo de las tensiones de la postguerra. El prestigio de los Moraleda en la vida de la narradora subraya la influencia de aquella familia que parece representar la España franquista y su decadencia.

 

A partir de la historia de un abrigo estraviado, Soledad Puértolas crea un mosaíco literario: pone a los lectores en las huellas de muchos personajes que tratan de comprender a los demás o, al contrario, buscan algo de comprensión por parte de su entorno. Mar, a partir de la desaparición de su madre, trata de colmar su ausencia buscando al abrigo que le da título a la novela y consigue poco a poco entender a su padre, seguimos también a Amalia que vive primero en Nueva York con su marido Bobby y luego vuelve a España, luego a Gloria, la cuñada de Mar, que experimenta un cambio de vida después de que su hijo haya sido víctima de un accidente de tráfico. Muchos otros personajes están presentes en esta novela compuesta por relatos aíslados reunidos entre sí por una íntriga común e interrelacionados entre ellos.

Novela que constituye, en el plano temático, una síntesis de todas las otras novelas. Los temas recurrentes son manifiestos y la íntriga marcó la poética de su obra. Opera una especie de vuelta en la obra. Este relato está al límite entre dos etapas fundamentales de la escritura de Soledad Puértolas porque fue escrito en dos momentos distintos: la primera parte fue escrita antes de la muerte de la madre de la autora y la segunda parte después. De allí el carácter fundamental de la maternidad en el texto. Las influencias de otras novelas son explícitas dado que el rastro de Una vida inesperada es visible en la construcción del relato que tiene el mismo generador: el recuerdo, la de Todos mienten por la presencia de la desilusión, de Días del Arenal cuya tonalidad reaparece en los momentos en que Marta Berg se libera de la contención que la caracteriza para acercarse al narrador. El tema de la voluntad de evasión, omnipresente en la obra de Soledad Puértolas, caracteriza a La Señora Berg. Sin embargo, la manera de  escapar es diferente de la de otros relatos porque la historia pasa en Madrid en la época actual. La huida, menos perceptible porque no geográfica, es más bien psicológica. El narrador, que quiere escapar a su propia vida, escapa en sus recuerdos para huir lo cotidiano.

Novela que constituye una evasión entre las obras de la autora ya que tiene lugar en el ciclo artúrico. Aquella novela-cuento tiene lugar en un universo encantado y mágico y simboliza la voluntad de escapar. Se trata de un cuento de hadas, caballeros y doncellas. Los personajes que reaparecen a través de esta novela son el rey Arturo, la reina Ginebra, Lanzarote,  el sabio Merlín y el hada Morgana. En la diégesis, Morgana raptó a siete doncellas que tendrán que estar libradas por los siete caballeros más valerosos del reino. Al final del texto, van a ser liberadas una a una. El sufrimiento de Ginebra, Arturo y Lanzarote por aquel amor imposible de vencer está presente. Merlín también está enamorado. Su dulcinea, su discípula Nimué, ayudará a los caballeros a vencer a Morgana que es muy potente porque fue iniciada a la brujería por el mago. Aquella novela caballeresca respeta la lineridad de las novelas de capa y espada. Su estructura está preservada: hay una prueba que cumplir para llegar a la liberación. Sin embargo, la omnipresencia del amor y la explicación psicosomática de la enfermedad de la reina Ginebra demuestran la gran modernidad de la novela. A pesar de su evidente singularidad, ligada a su contexto, la tonalidad de ciertos cuentos como El recorrido de los animales o también La sombra de una noche reaparece en este texto. E, este relato, el universo del cuento de hadas se asimila a la narración sin que las peculiaridades de la escritura de Soledad Puértolas desaparezcan: los personajes son princesas modernas que son, pese a todo, desdichadas y tristes. Se trata de una reescritura moderna y feminizada del mito artúrico.

La narradora anónima construye su relato a través del recuerdo de una chica que ha admirado mucho: Olga Francisnes. Nos cuenta su relación con ella desde el principio hasta el final: la muerte de Olga que cierra también el relato. Parece ser un diálogo público con una Olga inventada ya que insiste a menudo para diferenciar la Olga interlocutora de la Olga real. Parece que Olga nunca habrá conocido su importancia en la vida de la narradora. La natación es también esencial: la narradora se pasa la vida entre la piscina y la Biblioteca en la que trabaja y parece que estas dos mitades constituyen su vida.

Esta novela es muy peculiar en la producción de Soledad Puértolas: se trata de una especie de fábula en la que los habitantes de la Tierra conocerían la fecha de su muerte desde el nacimiento. Tobías Kaluga, uno de los mensajeros de Dios, cuestiona aquella regla y desea modificarla. Los compañeros de Tobías se niegan entonces Dios le propone ir en la Tierra en busca de un humano que aceptaría ignorar la fecha en cuestión hasta su muerte y así, una vez llegado al Paraíso, después de su fallecimiento, podrían cuestionar la regla para todos los humanos pudiendo comparar la experiencia del humano voluntario con la habitual. La búsqueda de Tobías es muy larga (permite a la autora observar al mundo desde un punto de vista totalmente exterior, entonces, es muy interesante como estrategia literaria) pero termina por encontrar a Arturo Nizranín y la experiencia es un éxito: luego, todos los humanos ignoran la fecha de su muerte. Esta narración, verdadero cuestionamiento religioso, es muy sútil porque evita los lugares comunes al dar una percepción del mundo totalmente externa (a pesar del hecho de que el mensajero divino esté siempre encarnado: la primera vez en un hombre, Tobías Kaluga, y luego en una mujer Estrella Valmont). Soledad Puértolas busca nuevas respuestas a las preguntas que el hombre se hace desde el origen y propone una historia -como lo hizo con la condición humana con el cuento: El recorrido de los animales – que permitiría explicar lo inexplicable.

Aquella novela es una constante ida y vuelta entre El Saúco y Madrid. Se vuelve a encontrar « El Retiro » de Queda la noche y se tiene otra visión, la del pueblo acerca del escándalo del que es objeto. Como suele pasar en los escritos de Soledad Puértolas, le toca al lector investigar para tener una representación plural de los personajes. Cuatro capítulos presentan cuatro visiones del mundo que se entrecruzan. Primero, Antonio Cardús narra sus amores con Gracia, la mujer que siempre amará. Luego, Herminia Oliver da su opinión acerca de la vida de su hermana y de la suya: cuenta su encuentro con Olga Francisnes hasta su suicidio. Después, Guillermo Aguiar, con su mirada infantil, describe la separación de sus padres porque su padre iba a volverse a casar con Olga. Finalmente, Suzanne permite conocer mejor a Antonio dado que va a ser su vecina: heredó del piso de su tía Amalia Villegas.

En una novela a veces calificada como novela negra, Aurora se va de viaje a India con su amigo Mario un poco por azar y, después del viaje, cuando regresa a Madrid, se enfrenta poco a poco con las distintas piezas del puzzle del que formó parte en India. Todo encaja, todo resulta estar ligado al final. Hasta su primo Félix, que nunca ha pasado por la India está relacionado con Gudrún Holdein. El dicho: « El mundo es un pañuelo » podría resumir con humor esta gran novela que fue recompensada con el prestigioso Premio Planeta en 1989.

Un narrador anónimo que sueña con ser escritor como su padre, observa, conforme va haciéndose adulto, a su entorno. Primero, vive entre mujeres ya que su padre ha muerto y recibe las confidencias de las amigas de su madre. La llegada de su tío Enrique de México cambia su vida: va a dejar su cargo de profesor de universidad por un negocio. Vuelve a ver a Chicho Montano que se casará con su prima. A través de todo lo que cuenta, se insiste en la significación del título de la obra: el narrador llega a la conclusión de que, para aguantar la vida, hay que vivir en la mentira y todos los que lo rodean aplican esta regla.