Novela que constituye, en el plano temático, una síntesis de todas las otras novelas. Los temas recurrentes son manifiestos y la íntriga marcó la poética de su obra. Opera una especie de vuelta en la obra. Este relato está al límite entre dos etapas fundamentales de la escritura de Soledad Puértolas porque fue escrito en dos momentos distintos: la primera parte fue escrita antes de la muerte de la madre de la autora y la segunda parte después. De allí el carácter fundamental de la maternidad en el texto. Las influencias de otras novelas son explícitas dado que el rastro de Una vida inesperada es visible en la construcción del relato que tiene el mismo generador: el recuerdo, la de Todos mienten por la presencia de la desilusión, de Días del Arenal cuya tonalidad reaparece en los momentos en que Marta Berg se libera de la contención que la caracteriza para acercarse al narrador. El tema de la voluntad de evasión, omnipresente en la obra de Soledad Puértolas, caracteriza a La Señora Berg. Sin embargo, la manera de escapar es diferente de la de otros relatos porque la historia pasa en Madrid en la época actual. La huida, menos perceptible porque no geográfica, es más bien psicológica. El narrador, que quiere escapar a su propia vida, escapa en sus recuerdos para huir lo cotidiano.