Este cuento es un relato policiaco por su estructura que respeta las normas de los cuentos de hadas. Como a menudo, Soledad Puértolas propone una doble lectura: el lector despreocupado solo verá la íntriga policiaca mientras que el lector más acostumbrado a los relatos de la autora investigará y verá un palimpsesto en el sentido genetiano del término. La dualidad de este cuento que concilia las constantes del cuento de hadas y de la novela policiaca guiará al lector a través de las ondas de dos géneros aparentemente imposibles de conciliar.